domingo, 11 de agosto de 2013 | By: Cristie

Bloody Mary


¿Cuál es la leyenda de Bloody Mary? ¿De dónde viene?

La leyenda más extendida, de origen estadounidense, habla de una chica llamada Mary que, debido a una enfermedad, entró aparentemente en coma. Su familia decidió enterrar su cuerpo en el patio de su casa después de cuatro días, dándola por muerta. Su madre no se quería alejar de la tumba, pero su marido, sabiendo que moriría de frío si permanecía en la calle, le inyectó morfina para llevarla de nuevo a casa. En la época en la que cuentan que esto sucedió, los enterramientos se realizaban poniendo en en la muñeca del cadáver una cuerda, que iría atada a una campanilla. Esto se debía al miedo que ya existía hacia la catalepsia.

La catalepsia es un estado biológico en el que la persona yace inmóvil, en aparente estado de muerte, pudiendo estar consciente o inconsciente. Se produce por una reacción del sistema nervioso, que deriva en un repentino estado de inmovilidad y de pérdida de sensibilidad en el cuerpo.

Según la leyenda, Mary despertó en medio de la noche, y tocó la campana. Pero nadie llegó a escucharla. Por la mañana, los familiares observaron que la campana se encontraba en el suelo. Se apresuraron a desenterrarla, y la encontraron con los dedos ensangrentados y con las uñas clavadas en la parte superior del ataúd. El mito cuenta que Mary echó una maldición antes de morir, según la cual cualquiera que se reflejara en un espejo y pronunciara tres veces su nombre moriría, no sin antes escuchar la campanilla que, en el caso de Mary, nadie escuchó. 


Una segunda versión de esta misma historia habla de cómo el padre de Mary era médico y científico. Había creado un brebaje que podía emular el estado de muerte, ralentizando el pulso y la respiración, y disminuyendo la temperatura corporal. Mary bebió el brebaje sin que nadie se diera cuenta, y poco después la dieron por muerta. Unos días más tarde, el padre de Mary fue incapaz de encontrar su brebaje, y lo relacionó con su hija. Sin demorarse, acudió a desenterrarla, y la encontró ensangrentada, sin uñas, con el rostro desfigurado y arañado el ataúd.

La versión española de la leyenda cuenta cómo una muchacha murió jugando a la Ouija. Algunos la consideran, también, hija de Satanás. Las versiones españolas la llaman a menudo Verónica, Carolina o Micaela, y en ocasiones se aparece multiplicada, con una hermana o con una amiga. 

Otra versión estadounidense habla de una chica joven, muy hermosa, con un largo cabello que cuidaba con esmero. Un día, quisieron gastarle una broma, y un hombre se escondió en el armario mientras ella cepillaba su pelo. Estando ella distraída, el hombre salió, tapó su boca con un pañuelo y le cortó el cabello. Ella no soportó la idea, y no quiso esperar a que le creciera de nuevo el pelo. Unos días después, se suicidó. Según esta versión, para invocarla hay que peinarse cien veces el cabello frente a un espejo durante la noche, tal y como ella lo hacía, y decir tres veces su nombre. 

Las variaciones de la leyenda son muy numerosas. Se habla de una bruja que fue ejecutada hace muchos años por practicar magia oscura, y también de una mujer que murió en un accidente de tráfico y cuya cara quedó tan desfigurada que evitaba mirarse en el espejo por miedo a caer en la locura. Finalmente, la mujer, movida por la curiosidad, se reflejó en el espejo y tanto horror le produjo su reflejo que prometió desfigurar el rostro de cualquiera que quisiera ver su imagen en un espejo.

Existe incluso una versión de la historia que cuenta cómo un señor encontró a Mary en una curva en la carretera durante una noche lluviosa. El hombre se ofreció a llevarla, y al cabo de un rato de recorrido en coche, la chica desapareció, dejando en su lugar una mancha de sangre en el asiento. 


A Bloody Mary se la conoce con diversos nombres, como Mary Worth, Mary Whales, Bloody Bones, Hell Mary... una muestra de las diferentes versiones que se han extendido de la leyenda.

La difusión de las leyendas que ahora conocemos se remontan a los años 70, cuando Janet Langois publica su ensayo Mary Whales, I Believe in You’: Myth and Ritual Subdueden el que pretende explicar el origen de la leyenda. Se trataba de un trabajo que recogía las historias y experiencias de diversas personas.

Como en toda leyenda, existen varias versiones de la historia, que han sido recogidas en distintos libros. Por ejemplo, Mary y Herbert Knapp editaron, en el año 1976, una antología, llamada El folclore de los niños americanos, en la que se cuenta la historia de un muchacho que repitió el nombre de Mary Worth hasta cuarenta veces en el espejo, hasta que ésta se apareció con un cuchillo en la mano y una verruga en la nariz.

En otro libro, escrito por Simon J. Bronner en los años 80, se añade un apartado en el que se narra el asesinato de Mary Worth en un colegio. Para ponerse en contacto con ella, las niñas en el colegio tenían que ir al lavabo y ponerse frente al espejo. Se pinchaban los dedos con un alfiler, para extraer dos gotas de sangre, y después repetían diez veces el nombre de Bloody Mary. Terminado el ritual, aparecía en el espejo una chica de piel muy pálida y un corte en la frente del que manaba sangre. 


También el ritual para invocar al espíritu de Mary presenta diferentes versiones. En algunas de ellas, se realiza con un objeto, como una Biblia o unas tijeras (las que, en una de las muchas versiones de la historia, provocaron de la muerte de Mary). Después del ritual, Bloody Mary mata a quien la ha invocado, y lo hace con cualquier arma que se encuentre cerca, como un cuchillo de cocina o un cortauñas. El arma se dirige de manera directa hacia la víctima o, según otra variante, es la misma Mary quien apuñala a la víctima hasta que muere desangrada. El ritual se realiza para hacer consultas, que suelen relacionarse con el primer amor, o con la muerte. Se realiza dando tres vueltas sobre uno mismo, con tres velas, frente a un espejo y pronunciando tres veces su nombre. Se produce a media noche, y con las luces apagadas. Cuando el espíritu escucha la llamada, el espejo se torna rojo. Según algunas versiones, los ojos de la persona que ha invocado a Bloody Mary son arrancados mientras se reflejan en el espejo, y su rostro se desfigura. Mary se cobra con la vida de quien osa perturbarla. Según otras variaciones, quien ve a Bloody Mary se vuelve loco, o es llevado a vivir eternamente junto a su espíritu.

Existe una numerosa cantidad de versiones del ritual, al igual que existe una numerosa cantidad de versiones de la leyenda. Algunos hablan de que se aparece Satanás en el espejo si se pronuncia su nombre siete veces en una habitación oscura. Otros dicen que hay que pronunciar el nombre de Bloody Mary comenzando en un susurro, y terminando en un grito, mientras giras sobre ti mismo y miras al espejo en cada vuelta. Según la versión, su nombre hay que pronunciarlo tres veces, siete, diez, trece... En algunas versiones aparece poco a poco, y en otras aparece una vez terminado el ritual. Según las historias, Bloody Mary te mata, o te persigue durante toda tu vida, provocando tragedias a tu alrededor. Hay versiones en las que es posible escapar, y otras en las que el espíritu se encarga de cerrar las puertas para que no puedas hacerlo.


Los orígenes de esta leyenda se relacionan con la verdadera historia de María I de Inglaterra, llamada María la Sanguinaria debido a sus actos contra los protestantes. Y esta otra historia se confunde, a su vez, con la de Ersebeth Bathory. Sin embargo, se trataba de mujeres totalmente diferentes, y de historias muy distintas.

María I de Inglaterra, o María Tudor, reinó en Inglaterra e Irlanda durante el siglo XVI. Fue partícipe de una de las épocas más sangrientas de la historia inglesa. Restauró el catolicismo y persiguió con afán a los calvinistas, a los herejes y a los protestantes. Sus súbditos la bautizaron Bloody Mary o María la Sangrienta, debido a su fanatismo. Sentenció torturas y ejecuciones que crearon en el país un clima de terror. María era una mujer muy devota, que estaba convencida de que con las numerosas muertes que ordenaba llevar a cabo conseguiría evitar la condena eterna de todas aquellas almas. En esa época, la salvación del alma era más importante incluso que la propia vida.

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María Tudor

Ersebeth Bathory, Elizabeth o Isabel Bathory, era una aristócrata húngara del siglo XVI perteneciente a una de las familias más ricas de su país. Se ganó el nombre de la Condesa Sangrienta debido a unos crímenes cometidos por su obsesión por la belleza. Se dice que acostumbraba a matar a jóvenes vírgenes, y se bañaba en su sangre para conservar su belleza. Es una de las personas que más asesinatos ha cometido en la historia, llevándose las vidas de hasta 630 personas. Sin embargo, cabe la posibilidad de que las muertes de las que es juzgada se debieran a invenciones de sus enemigos para buscar su perdición, en una época en la que se vivía en un contexto político bastante complejo.

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Isabel Bathory

Hay quien ha querido vincular la leyenda de Bloody Mary a Santa Verónica. Según la tradición cristiana, Verónica le ofreció a Jesús durante el Viacrucis su pañuelo para que se secara el sudor y la sangre. Cuando Jesús apartó el rostro de la tela, su imagen se quedó en el pañuelo.


El espejo es un elemento muy importante en la historia. En la cultura popular existe la creencia de que los espejos son puertas a otros mundos, una creencia extendida en gran parte debido a la cultura mesoamericana, quienes creían que, a través de los espejos podrían comunicarse con dioses y espíritus. En la antigüedad, era común tapar los espejos de la casa cuando alguien moría, y hasta el momento en que era enterrado, para que el espejo no atrapara su espíritu. Es por ello que el espejo es fundamental en la leyenda, pues es la manera de comunicarse con el espíritu de Mary, que vaga entre el mundo de los vivos y el Más Allá

Las diferentes historias de Bloody Mary han servido de inspiración en el cine y la televisión, y han sido relatadas en novelas y cuentos. Se trata, además, de una leyenda muy difundida por internet.




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sábado, 10 de agosto de 2013 | By: Cristie

Caballo grande, ande o no ande...


Caballo grande, ande o no ande. ¿Cuáles son los orígenes de esta expresión ecuestre?

La expresión suele usarse cuando se hace referencia al tamaño de una cosa, dotándole de más valor cuanto más grande sea. En ocasiones, se utiliza de manera irónica, para referirse a las personas que pretenden hacer ostentación de algo, que presumen, fijándose demasiado en lo aparente. Se trata de una pequeña crítica a los que toman decisiones dejándose guiar por el aspecto, sin tener en cuenta si es lo más apropiado o lo más correcto. Este tono irónico sirve como enseñanza, puesto que no se refiere estrictamente al tamaño de una cosa, sino a la importancia que se le da algo por su superficie, por su exterior, su apariencia. 



En ocasiones, como ocurre con muchos refranes, se dice sólo la primera parte, pues la segunda se sobreentiende.
Caballo grande...

El caballo ha sido, desde siempre, y antes de la llegada de nuestros automóviles, el medio de transporte más utilizado. Para una persona que viajaba con frecuencia, era de gran importancia tener un caballo con unas buenas características: resistente, sano y grande. Además, debían de estar bien alimentados y cuidados. Sin embargo, a ojos de los demás, la característica que más llama la atención es el tamaño. Un caballo grande da la apariencia de ser un caballo fuerte y apropiado para su fin. Y las apariencias siempre han sido muy importantes para las personas...


Existen otras maneras de utilizar este refrán:

Burro grande, ande o no ande.
Ande o no ande, caballo grande. 


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